ACERCA DE LO SUBLIME Y DE LA INFINITUD.
El griego Longino (también Pseudo Longino) en su libro “Sobre lo Sublime” (S. I ) al dar consejo a los escritores, oradores y futuros políticos (con la intención de conmover los ánimos de los oyentes para llevarlos a un estado de animo elevado,sublime, y de este modo poderlos persuadir enteramente), muestra la primera indagación estética acerca del concepto sublime, definiéndolo como la grandeza del lenguaje “el lenguaje sublime conduce a los que lo escuchan no a la persuasión, sino al éxtasis”.
Podríamos catalogar su definición de sublime como una calificación retórica que eleva el lenguaje al mas elevado de los estilos.
Es importante la asociación que hace Longino al Silencio, ya que este adquiere un significado contemplativo y trascendente que es planteado en la serie fotográfica que muestro, de lo que derivara “la infinitud”.
Posteriormente, a principios del S. XVIII,el escritor inglés Joseph Addison (1672-1719), en sus artículos titulados “Los placeres de la imaginación”, rescata el concepto de sublime en Longino y lo lleva desde una categoria del lenguaje hacia la imagen. A partir de este concepto de sublimidad atribuido a la grandeza, introduce una nueva categoria, “lo pintoresco”, un estimulo visual que nos seduce de tal modo que induce al deseo de que sea plasmado e inmortalizado en una pintura.
Continuando en el S. XVIII, el irlandés Edmund Burke (1729-1797) hereda el trabajo de Addison y en el libro “Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y lo bello” (1757) mostrará un cambio en la explicación de la noción de sublime, superando el tratamiento retórico que le asignó Longino al atribuirle una dimensión empírica.
Burke ahonda en el aspecto mas “oscuro, mas gótico” del patetismo sublime: el terror, el asombro, la soledad, aparecerán como una amenaza a la conservación del individuo. Las grandes magnitudes en animales, arboles, elementos naturales, por lo de eterno o inmenso que representan, el firmamento y su inconmensurabilidad, grandes catedrales y edificios, el sonido de truenos y temblores de tierra , configuraran un universo gótico del que será heredero un tipo de discurso que perdurará hasta nuestros días y que los admiradores de la obra de H.P. Lovecraft tanto conocemos.
El vacío, el silencio, la soledad compartirían el hecho de causar terror. Un terror positivo, placentero debido a la confianza que tiene el individuo en sentir que no saldrá dañado.
Unos años mas tarde, Emmanuel Kant (1724-1804) publicará sus “Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime” (1764) aportara al trabajo de Burke una indagación trascendental de la noción de lo sublime. Habla del sentimiento de lo sublime y lo ubica en la naturaleza. Distingue Kant entre la grandiosidad de lo contemplado, lo sublime matemático opuesto a la comprensión y lo poderoso en las fuerzas de la naturaleza, aquello que nos amenaza fisicamente, lo sublime dinámico.. Enormes accidentes geográficos, montañas, grandes grutas, … temporales, huracanes, tormentas o erupciones generaran un sentimiento de dolor o temor. Un hombre diminuto paralizado frente a la inmensidad contemplada, frente al caos.
Por encima de lo limitado, de la forma, de lo finito del gusto atributos de lo bello, nos encontramos con lo inimaginable, la atracción, lo informe, LO INFINITO.
La serie INFINITUD se gesta a partir de la reflexión personal sobre la obra de Kaspar Friedrich (1774-1840) y del concepto que esta transmite.
De entre su obra, una de las pinturas de Kaspar Friedrich que muestran con mayor claridad “la infinitud” y por tanto nos acercan al concepto de lo sublime, de la que podriamos decir que junto al “Caminante frente a un mar de niebla” que seria la representación prototipica de lo sublime. Estas panorámicas, herencia de los paisajistas holandeses del S XVII es el “Caminante frente al mar de nubes” (1818).
En dicho paisajes se puede apreciar no solo el concepto de la infinitud/sublimidad sino la presencia de la creencia pietista-panteista de Friedrich.
Se muestra en este paisajes (asi como en “caminante frente al mar de niebla) la dualidad: el cuerpo y el alma, lo terrenal y lo espiritual que son reflejados en la hipérbole en la que podemos leer el mensaje de una tierra y de un cielo que enmarcan el infinito.
A partir de ese motivo de inspiración, el de “Monje a la orilla del mar”, abordé la serie”Infinitud” en la que quería reflejar esos aspectos que Friedrich captó y contempló de la naturaleza y que yo, en parte, compartía : la infinitud como atributo de lo sublime y su visión panteísta. Necesitaba mostrar las hipérbole enmarcando la infinitud, ese trascender la razón, pero era importante que fuese una imagen que saliese enteramente del momento de la toma fotográfica, sin procesado, como un atributo personal de veracidad. Tras mucho tiempo de investigar con técnicas y ópticas, llegando incluso a fabricarme algún accesorio, logré finalizar esa serie que condensaba lo que habían inspirado los cuadros de Friedrich.
La elección de un formato cuadrado no es casual y se debe l mensaje compositivo que el formato cuadrado sugiere y el uso de colores característicos de la perspectiva atmosférica refuerzan la sensación de lejanía, de infinitud.
No obstante, en esta serie quiero trasmitir, al margen la de sublimidad matemática kantiana que inspira a Friedrich, una reflexión sobre lo que mi personal lectura de dicho concepto de infinitud, pues mas allá de ese sentido trascendente y de superación de la razón que encontramos en la obra en Kant, prefiero ahondar en la sensación de la soledad, el vacío y el silencio del que nos habla Burke como atributos de lo sublime.